La obra de Rebecca Brodskis retrata a un par de mujeres acompañadas por un gato negro. En la obra de la artista, aparece la idea recurrente de habitar un espacio intermedio, en la encrucijada de la realidad y la imaginación, el orden y el desorden, el materialismo y la espiritualidad, el determinismo y la libertad. En esta obra, observamos figuras solemnes con los ojos muy abiertos que miran al espectador desde un fondo naranja, el cual evoca la idea de un espacio interno y corporal, que nos remite a la carga psicológica de la obra, donde la artista retrató a sus personajes íntegramente desde su imaginación para hacer una reflexión de las las formas en que modificamos nuestro comportamiento para alinearnos con las expectativas sociales y conectarnos con otros, mientras que a veces reprimimos partes de nosotros mismos.