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Obras
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Casa de Isaac y Rebeca con Esaú y Jacob
Jacob obtiene la bendición de Isaac, S.XX
Antiguo TestamentoGénesis 27, 6- 10; 27, 15- 19; 27, 30© Felipe Nieva / Cortesía Fundación AMMAImágenes
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Rebeca dijo a su hijo Jacob: ‘Acabo de oír a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú y le dijo: Vete a cazar y prepárame un guiso, para que yo lo coma y te pueda bendecir ante Yahvé, antes de morirme. Ahora, pues, hijo, escúchame y haz cuanto te diga. Anda al corral y tráeme dos cabritos de los mejores que haya; con ellos haré un guiso como le gusta a tu padre. Después tú se lo presentas a tu padre para que lo coma y te bendiga antes de su muerte’ […] Después, tomando las mejores ropas del hijo mayor Esaú, que tenía en casa, vistió con ellas a Jacob, su hijo menor. Con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello, y luego puso en las manos de Jacob el guiso y el pan que había preparado. Jacob entró donde estaba su padre y le dijo: '¡Padre!' Él le preguntó: 'Sí, hijo mío. ¿Quién eres?' Y Jacob dijo a su padre: 'Soy Esaú, tu primogénito. Ya hice lo que me mandaste. Levántate, siéntate y come la caza que te he traído. Después me bendecirás. […] Apenas Isaac había terminado de bendecirle, y Jacob había salido de la pieza de su padre, cuando llegó Esaú, su hermano, con el producto de su caza. (Génesis 27, 6- 10; 27, 15- 19; 27, 30)
Según el libro del Génesis, Isaac tiene dos hijos gemelos con su esposa Rebeca: Esaú, el mayor, que es cazador, y Jacob, el que nacería después, que es un joven dedicado al hogar.
Tras haber comprado Jacob a Esaú la primogenitura por un plato de lentejas un día que este llegó hambriento a casa, Isaac, anciano, ciego y ya en el final de sus días, decidió bendecir a Esaú para que pudiera quedarse con toda la herencia. Pero antes, le pidió que se fuera a cazar. Rebeca, enterada de la situación, urde un plan para que Jacob, su hijo favorito, fuera el bendecido. Con la ayuda de su madre, Jacob se vistió con ropa de su hermano, llevó comida a su padre y se cubrió el brazo con una piel de cordero para imitar el abundante vello de su hermano. De ese modo indujo a Isaac, anciano y ciego, a confundirle con Esaú.
En esta escena vemos representados tres momentos: Rebeca urdiendo el plan junto a Jacob, Jacob recibiendo la bendición de su padre y Esaú regresando a casa.
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