Al llegar al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. Extendió después su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo, pero el Angel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: 'Abrahán, Abrahán. Contestó él: ‘Aquí estoy’. ‘No toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, el único que tienes’. Abrahán miró a su alrededor, y vio cerca de él a un carnero que tenía los cuernos enredados en un zarzal. Fue a buscarlo y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó a aquel lugar 'Yahvé provee'. Y todavía hoy la gente dice: 'En ese monte Yahvé provee. Volvió a llamar el Angel de Dios a Abrahán desde el cielo, y le dijo: 'Juro por mí mismo -palabra de Yahvé- que, ya que has hecho esto y no me has negado a tu hijo, el único que tienes, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tus descendientes, que serán tan numerosos como las estrellas del cielo o como la arena que hay a orillas del mar. Tus descendientes se impondrán a sus enemigos. Y porque has obedecido a mi voz, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia. (Génesis 22, 9 -18)

El pueblo judío exiliado en Babilonia en el siglo VI a.C. hace una relectura de su propia historia, donde la figura de Abraham no solo es el padre del pueblo judío, también es un modelo.

Según el relato del Génesis, Abram era descendiente de Sem, hijo de Noé, el cual vivía en la ciudad de Ur, junto a su esposa Sara; es ahí donde Dios le pide ir a la tierra de Canaán y que le rinda culto solo a Él. Abram y Sara no pueden tener hijos, así que esta decide que Abram tenga un hijo con su esclava Agar. Este hijo, Ismael, será el padre mítico del mundo árabe. Un tiempo después, Dios se manifiesta y sella un pacto con Abram, cambiándole el nombre por Abraham, que significa "padre de multitudes". Al poco tiempo, Dios se revelará de nuevo a Abraham por medio de tres ángeles que le prometen que Sara concebirá un hijo en su ancianidad; así nace Isaac.

La escena que vemos está situada hacia el final del ciclo de Abraham, donde Dios pone a prueba la fidelidad de Abraham pidiéndole sacrificar a su hijo. En el momento mismo en que Abraham está a punto de ofrendarlo, un ángel lo detiene, salvando la vida de Isaac gracias a la fe y obediencia que ha demostrado su padre. En la tradición cristiana, Pablo compara a Abraham con el mismo Dios que acepta y dona a su único hijo para ser sacrificado.