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El niño entre los doctores de la ley
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El niño Jesús entre los doctores del Templo, S.XX
Nuevo TestamentoLucas 2, 40 – 50© Felipe Nieva / Cortesía Fundación AMMAImágenes
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El niño crecía y se desarrollaba lleno de sabiduría, y la gracia de Dios permanecía con él. Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraran, volvieron a Jerusalén en su búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos’. Él les contestó: ‘¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?’. Pero ellos no comprendieron esta respuesta. (Lucas 2, 40 – 50)
Observamos a un joven Jesús que se levanta de su asiento con los brazos en alto para disputar con varios ancianos de largas barbas, lo cual les da un aire de sabiduría y respetabilidad. Algunos de ellos lo observan detenidamente, otros están reflexionando lo oído y algunos leen los textos que tienen abiertos frente a ellos.
El tema que vemos representado se narra en el Evangelio de Lucas. Según el relato, cuando Jesús tenía doce años, sus padres lo llevaron al templo de Jerusalén para la peregrinación anual. A su regreso, Jesús no aparece y, después de tres días buscándolo, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley mosaica, discutiendo sobre religión.
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