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Obras
El viaje de los Reyes, S.XX
Nuevo TestamentoMateo 2, 1b- 9© Felipe Nieva / Cortesía Fundación AMMA
Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo’. Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: ‘En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta’ […] Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: ‘Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje’. Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. (Mateo 2, 1b- 9)
La tradición navideña afirma que tres reyes magos siguieron una estrella para adorar al niño Jesús en Belén. Sin embargo, en la Biblia, no los denominan reyes ni se especifica cuántos son; solo dice que son "sabios de Oriente". Este ser sabios posteriormente se interpretó como magos, es decir, astrólogos.
Las narraciones posteriores pusieron nombres de los magos y cerraron el número a tres, haciendo alusión a las edades del hombre o a los continentes conocidos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Sus presentes también se llenaron de significado simbólico: el oro representaba la condición de Jesús como rey; el incienso, su divinidad; y la mirra, su martirio.
En esta escena vemos la riqueza y suntuosidad de los Reyes Magos, cada uno en el animal que los identifica y los cuales son acompañados por sus lacayos.
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