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Obras
Jesús en el desierto, S.XX
Nuevo TestamentoMarcos 1, 12-13
Lucas 4, 1-2; 4,13
Mateo 4, 1-11
© Felipe Nieva / Cortesía Fundación AMMAImágenes
En seguida el Espíritu lo empujó al desierto. Estuvo cuarenta días en el desierto y fue tentado por Satanás. Vivía entre los animales salvajes y los ángeles le servían. (Marcos 1, 12-13)
Jesús volvió de las orillas del Jordán lleno del Espíritu Santo y se dejó guiar por el Espíritu a través del desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. […] Al ver el diablo que había agotado todas las formas de tentación, se alejó de Jesús, a la espera de otra oportunidad. (Lucas 4, 1-2; 4,13)
El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches […] A continuación, lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas. Y le dijo: ‘Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras’. Jesús le dijo: ‘Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás’. Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle. (Mateo 4, 1-11)
Los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan. En este periodo de ayuno, soledad y oración, Satanás se acerca a Jesús para tratar de tentarlo y distraerlo de su misión. Al ser rechazado, el diablo se marcha y Jesús regresa a Galilea para comenzar su ministerio.
Nieva plasma el momento justo en que Satanás es vencido, representa a Jesús levantando su brazo hacia el cielo con un gesto de autoridad, pero sereno, mientras el demonio (siguiendo la convención iconográfica de alas de murciélago, cuernos y color rojo) parece alejarse con enojo mientras se tapa la cara.
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