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Obras
La resurrección del hijo de la viuda de Naím, S.XX
Nuevo TestamentoLucas 7, 11-16© Felipe Nieva / Cortesía Fundación AMMAImágenes
Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naím, y con él iban sus discípulos y un buen número de personas. Cuando llegó a la puerta del pueblo, sacaban a enterrar a un muerto: era el hijo único de su madre, que era viuda, y mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: ‘No llores’. Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: ‘Joven, yo te lo mando, levántate’. Se incorporó el muerto inmediatamente y se puso a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Un santo temor se apoderó de todos y alababan a Dios, diciendo: ‘Es un gran profeta el que nos ha llegado. Dios ha visitado a su pueblo’. (Lucas 7, 11-16)La resurrección del hijo de la viuda de Naín es un episodio registrado solo en el Evangelio de Lucas, un autor que pone en relieve cómo Dios va obrando maravillas en favor de los más pobres y necesitados.
El texto narra cómo Jesús y sus discípulos llegan al pueblo de Naín, topándose con un cortejo fúnebre que lleva a sepultar al hijo único de una viuda. Esta mujer, al haber perdido tanto a su marido como a su único hijo, la dejaba en un estado de indefensión; sin poder heredar la tierra o hacer negocios, la hacía dependiente de la limosna de parientes y vecinos. Por eso dice el texto que Jesús, al verla, se compadeció y, a diferencia de otros relatos donde se prima la fe para la curación o los milagros, aquí la importancia recae en la compasión de Cristo que le hizo resucitar al joven de la muerte.
El artista imagina esta escena justo en el momento de la resurrección del muchacho; todos los presentes tienen algún gesto de asombro, mientras la madre está de rodillas abriendo los brazos a su hijo que acaba de regresar a la vida y está semi envuelto en su mortaja. Jesús mira conmovido a la madre, a la cual parece querer consolar dándole una palmada en su espalda.
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