El Arca de Noé, S.XX
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El año seiscientos uno de la vida de Noé, en el primer día del primer mes, las aguas desaparecieron de la tierra. Noé quitó la cubierta del arca y miró fuera, y vio que la superficie de la tierra estaba seca. El día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya seca. Entonces Dios habló de esta manera a Noé: ‘Sal del arca, tú y tu esposa, tus hijos y tus nueras. Saca también contigo a todos los seres vivientes que tienes dentro de todas las especies: aves, animales, bestias y reptiles que se arrastran por el suelo. Que pululen, llenen la tierra y se multipliquen’. Salió, pues, Noé y con él sus hijos, su esposa y sus nueras. Todos los animales salvajes y domésticos, todas las aves y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, salieron por familias del arca. Noé construyó un altar a Yahvé, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, los ofreció en sacrificio sobre el altar. Al aspirar el agradable aroma, Yahvé decidió: 'Nunca más maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la infancia. Nunca más volveré a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra, habrá siembra y cosecha, pues nunca cesarán ni el frío ni el calor, ni el verano ni el invierno ni los días ni las noches’. (Génesis 8, 13 -22)
El relato más antiguo sobre un diluvio universal proviene de la epopeya de Gilgamesh, basada en el mito acadio de Atra-Hasis, que a su vez influyó en la narración hebrea sobre Noé.
En la versión bíblica, el diluvio es un castigo divino para poner fin a la violencia en la Tierra, salvando únicamente a Noé, su familia y algunos animales. Durante 40 días y 40 noches, las aguas cubren la creación hasta que, al retirarse, los sobrevivientes pueden salir del arca.
La escena que vemos representada es el desenlace: al separarse la tierra y el agua, los animales y personas pueden salir del arca. Noé y su familia constituyen un altar y ofrecen un sacrificio de acción de gracias a Yahvé. Se crea un mundo nuevo donde Dios establece un pacto con Noé y su familia, el de no destruir por completo a la tierra.