Casa de Marta y María, S.XX
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Siguiendo su camino, entraron en un pueblo, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa. A cierto punto Marta se acercó a Jesús y le dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude’. Pero el Señor le respondió: ‘Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada’. (Lucas 10, 38 -42)
Esta escena se basa en un pasaje del Evangelio de Lucas; se narra que Jesús visita la casa de las hermanas Marta y María en la aldea de Betania, lugar donde solía ir a descansar. Mientras María se sienta a los pies de Jesús para aprender de sus palabras, Marta se ocupa de las tareas domésticas. Marta, cansada del trabajo, se queja con Jesús de que María no la ayuda. Jesús, en lugar de reprender a María, le responde a Marta que su hermana supo elegir la mejor parte.
Esta escena fue famosa durante la Contrarreforma, pues se interpretó que representaban dos ideales de la vida cristiana, la activa y la contemplativa, afirmando la superioridad de la vida orante y contemplativa.