Judit en el campamento de Holofernes
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Judit en el campamento de Holofernes
Judit en el campamento de Holofernes, S.XX
Imágenes
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Judit fue dejada sola en la tienda con Holofernes, hundido en su cama y ahogado en vino. Entonces Judit dijo a su sirvienta que permaneciera fuera, cerca del dormitorio, y que esperara su salida, como ella lo hacía diariamente. Además, había tenido la precaución de decir que saldría para hacer su oración, y había hablado en el mismo sentido con Bagoas. Todos se habían ido de la carpa de Holofernes, y nadie, grande o pequeño, se había quedado en el dormitorio. Judit, de pie al lado de la cama, dijo interiormente: ‘Señor, Dios de toda fortaleza, favorece en esta hora lo que voy a hacer para gloria de Jerusalén. Este es el momento para que salves a tu pueblo. Da éxito a mis planes para aplastar a los enemigos que se han levantado en contra nuestra’. Avanzó entonces hacia la cabecera de la cama, de donde colgaba la espada de Holofernes, la desenvainó y después, acercándose al lecho, tomó al hombre por la cabellera y dijo: ‘Señor, Dios de Israel, dame fuerzas en este momento’. Lo golpeó dos veces en el cuello, con todas sus fuerzas, y le cortó la cabeza. Después hizo rodar el cuerpo lejos del lecho y arrancó las cortinas de las columnas. En seguida salió y entregó la cabeza de Holofernes a su sirvienta, que la puso en la bolsa en que guardaba sus alimentos, y las dos salieron del campamento como tenían costumbre para ir a rezar. Una vez que atravesaron el campamento, rodearon la quebrada, subieron la pendiente de Betulia y llegaron a sus puertas. (Judit 13, 2- 10)
El libro de Judit es una edificante novela escrita hacia el 150 a.C.; en ella se narra cómo una joven viuda y muy piadosa llamada Judit salva a su ciudad, Betulia, al matar con astucia y seducción al jefe de las tropas asirias, Holofernes. Ella siempre invoca el poder del dios de sus antepasados para enfrentarse al enemigo de su pueblo.
La escena representada es el clímax de la historia: Judith y una criada logran adentrarse en el campamento enemigo y seducen a Holofernes. Al cuarto día de estar juntos, Holofernes la invita a pasar un tiempo a solas en su tienda; allí estaba preparado un banquete. Este se excedió en la bebida, quedando profundamente dormido, lo cual es aprovechado por la joven para cortarle la cabeza y llevarla a su ciudad a manera de trofeo y advertencia.
En el catolicismo, la figura de Judit se une a la de María, mostrándola como una prefiguración de aquella que vencería al mal.