Felipe Nieva
Adan y Eva en el Paraíso, S.XX
Antiguo Testamento
Génesis 2: 8-25
© Felipe Nieva / Cortesía Fundación AMMA
Further images
-
(View a larger image of thumbnail 1
)
-
(View a larger image of thumbnail 2
)
-
(View a larger image of thumbnail 3
)
-
(View a larger image of thumbnail 4
)
-
(View a larger image of thumbnail 5
)
-
(View a larger image of thumbnail 6
)
-
(View a larger image of thumbnail 7
)
-
(View a larger image of thumbnail 8
)
-
(View a larger image of thumbnail 9
)
-
(View a larger image of thumbnail 10
)
-
(View a larger image of thumbnail 11
)
-
(View a larger image of thumbnail 12
)
-
(View a larger image of thumbnail 13
)
-
(View a larger image of thumbnail 14
)
-
(View a larger image of thumbnail 15
)
-
(View a larger image of thumbnail 16
)
-
(View a larger image of thumbnail 17
)
-
(View a larger image of thumbnail 18
)
-
(View a larger image of thumbnail 19
)
-
(View a larger image of thumbnail 20
)
-
(View a larger image of thumbnail 21
)
-
(View a larger image of thumbnail 22
)
-
(View a larger image of thumbnail 23
)
-
(View a larger image of thumbnail 24
)
-
(View a larger image of thumbnail 25
)
-
(View a larger image of thumbnail 26
)
-
(View a larger image of thumbnail 27
)
-
(View a larger image of thumbnail 28
)
-
(View a larger image of thumbnail 29
)
-
(View a larger image of thumbnail 30
)
La escena describe la armonía que se vivía al momento de la Creación, en el lugar de los bienaventurados denominado Paraíso o Jardín del Edén. Eva y Adán convivieron ahí en paz hasta que una serpiente, símbolo de hostilidad, engaño y enemistad, les ofrece el fruto de la tentación, representado con una manzana del árbol al que Dios les había prohibido acercarse, y del que ellos finalmente comen. De este modo, se observa a la condición humana como una dimensión de fragilidad y susceptibilidad.
La escena describe la armonía que se vivía al momento de la Creación, en el lugar de los bienaventurados denominado Paraíso o Jardín del Edén. Eva y Adán convivieron ahí en paz hasta que una serpiente, símbolo de hostilidad, engaño y enemistad, les ofrece el fruto de la tentación, representado con una manzana del árbol al que Dios les había prohibido acercarse, y del que ellos finalmente comen. De este modo, se observa a la condición humana como una dimensión de fragilidad y susceptibilidad.